domingo, 30 de octubre de 2011

Un buen plan para Hallowen: entra en el Distrito P.A.V.O.R.


Por fin tengo mis ejemplares de la colección Distrito P.A.V.O.R., los libros en cuya edición trabajé durante mi estancia en Edelvives, como editora en prácticas en el departamento de Literatura Infantil y Juvenil.


Como editora de los tres primeros libros de la serie de Tommy Donvaband, tuve la oportunidad de participar en el proceso editorial de una colección nueva y de hacer mis aportaciones en la adaptación de los libros para la edición en lengua española. La verdad es que fue una experiencia divertida y enriquecedora de la que me llevo algunas pequeñas satisfacciones profesionales.
Y como mañana ya es la noche de Hallowen, os invito a que conozcáis los capítulos de muestra y a que os adentréis en un mundo terrorífico habitado por unos monstruos nada convencionales y muy ocurrentes.


Los tres primeros libros publicados de la colección son El colmillo del vampiro, La sangre de la bruja y El corazón de la momia.

domingo, 23 de octubre de 2011

La cosa perdida


La cosa perdida de Shaun Tan es uno de los primeros álbumes ilustrados que me regalaron siendo ya adulta. Editato por Barbara Fiore Editora en español, fue uno de los libros que contribuyeron a despertar mi interés por el álbum ilustrado y me llevaron a redescubrir la literatura infantil y juvenil.
Se ha editado en Dvd el corto de animación basado en el libro, ganador del Óscar al mejor cortometraje de animación en 2011. Tanto el álbum como el cortometraje son dos formas estupendas de entrar en el universo de Shaun Tan.

martes, 18 de octubre de 2011

Frederick, la “República” de los ratones


En su libro Presencias Reales, George Steiner afirma que no hay crítica literaria de mayor crédito que la que se hace desde el interior mismo de la obra porque “cuando el poeta critica al poeta desde el interior del poema, la herméutica lee el texto viviente que Hermes, el mensajero, ha traído del reino de los muertos inmortales” (Steiner, 2001). En el caso que nos ocupa, Leo Lionni rescata para el presente un texto del pasado, a través de la interpretación y la valoración crítica de la fábula de “La Cigarra y la Hormiga”.  De este modo, crea Frederick, un álbum ilustrado que nace desde las profundidades de la fábula, y crece reaccionando en su contra.

Este artículo pretende explorar cómo el autor e ilustrador holandés toma elementos de la fábula de “La Cigarra y la Hormiga”, atribuida a Esopo, y de las versiones de La Fontaine y Samaniego, para hacer una propia con otros valores. En cuanto a las recreaciones, parece que fueron los fabulistas del siglo XVII y XVIII, respectivamente, los que cambiaron el final, por el que la hormiga le niega el alimento a la cigarra y la condena a una muerte segura[1]. Este análisis también quiere plantear cómo el concepto del poeta en el libro de Lionni supone una alternativa a la idea que preside la fábula, cuyo precedente más representativo lo encontramos en la expulsión de los poetas del Estado Ideal concebido por Platón en la República.



Pero antes de entrar en el análisis es necesario presentar el argumento. Una familia de ratones trabaja recogiendo alimentos en prevención de la llegada del invierno, mientras Frederick, el protagonista de la historia, en vez de ayudarlos, se dedica a recoger rayos de sol, colores y palabras, para que no les falten durante el largo invierno. Cuando llega el frío los ratones se refugian entre las piedras y se comen las provisiones. Una vez acabados los alimentos, los ratones se aburren y le preguntan a Frederick dónde están los rayos de sol, los colores y las palabras que había recogido. El ratón les trae los rayos de sol que les aportarán calidez, les habla de los colores de los trigales que verán en su imaginación y les trae las palabras mediante un poema. Es entonces cuándo los ratones lo reconocen como poeta y otorgan valor a su sensibilidad estética.

La acogida a los poetas
 
En la Grecia Arcaica la palabra poética estaba ungida del poder sobrenatural otorgado por los dioses. Durante el proceso de transición hacia la Grecia Clásica, “la palabra del poeta experimenta un gradual y profundo proceso de desacralización: la poesía pasa de don a tekhné, se profesionaliza, surge el concepto de autoría, los poetas elaboran poemas por encargo” (Galí, 1999). El principal factor que determina esta evolución es la aparición de la escritura. Con ella, desaparece la poesía basada en la oralidad y en la memoria; y el poema se convierte en un objeto material. Llegados a este punto, la poesía ya no es fruto de la inspiración divina. Esa es la principal razón por la que Platón no la consideraba “una fuente fiable de conocimiento y verdad” (Galí, 1999). En la cultura griega la poesía tenía una función fundamental en la educación y en la vida social. Como había perdido su crédito, Platón la consideraba peligrosa y expulsa a los poetas del Estado ideal que propone en la República.
Varios siglos después, las especulaciones sobre el lenguaje de poetas simbolistas como Mallarmé y Rimbaud suponen la ruptura de la alianza entre la palabra y el mundo, porque ese pacto estaba basado en relaciones arbitrarias. Esa disolución constituye una revolución en el pensamiento occidental y define la modernidad. “De todos modos, dentro del universo del lenguaje, las palabras retenían su magia palpable, su densidad específica y su energía de invocación” (Steiner, 2001). Es esa energía de invocación a la que se refiere George Steiner, aquella que transforma las palabras de Frederick en la sensación de calidez que experimentan los ratones y en los paisajes que recrean en su imaginación. En este álbum ilustrado, los elementos gráficos se asocian a las palabras y, se convierten en poesía visual. Mediante el intercambio de los recursos poéticos propios del lenguaje verbal en el visual, las imágenes revelan las emociones y pensamientos que normalmente se expresan a través de las palabras.  De esta forma, las pequeñas manchas de color amarillo sobre las piedras y los trazos de color en los globos, junto a las pequeñas cabezas de los ratones, son la poesía misma.


Por tanto, la poesía tiene todavía una oportunidad de trascendencia en tanto en cuanto existe “el otro”. La poesía habla a alguien. Ese alguien, “el otro”, tiene total libertad para recibir, o no, los dones de la poesía. Esa recepción supone un movimiento de acercamiento entre las “otredades” (el poeta y el destinatario), que significa un acto de confianza, en el “único terreno en el que se desarrolla la experiencia de la libertad” (Steiner, 2001).  En Frederick los otros eligen libremente aceptar la ofrenda poética. En realidad, son ellos quienes le preguntan al protagonista por los rayos de sol, los colores y las palabras que había recogido. Ese acercamiento entre el poeta y los receptores de la poesía está reflejado en la disposición de los elementos gráficos de las ilustraciones. Durante el tiempo en que los ratones están recolectando los alimentos, no hay contacto entre ellos y Frederick. Están situados en posiciones alejadas en el espacio y se dan la espalda. Solo a partir del momento en que le preguntan por sus provisiones hay un acercamiento, que se pone de manifiesto mediante el contacto visual entre el poeta y los otros ratones.

En el álbum ilustrado encontramos tres cualidades más de la poesía que la legitiman y le dan carta de ciudadanía, en el Estado ideal de Platón, o de los ratones. Por un lado, su carácter referencial, la poesía habla de nuestro mundo. “Por medio del lenguaje ‘somos traducidos’ del modo más marcado y perdurable ” (Steiner, 2001). Por otro, nos mueve a la acción, al cambio, por lo que tiene un marcado carácter moral. Asimismo, es nuestra única forma de negar la muerte. De este modo, en el libro, la poesía, tanto narrativa como visual, habla del pequeño universo de los ratones, del sol, de los campos de trigo, del ciclo de las estaciones y mueve a los compañeros de Frederick a aceptarlo tal cual es. Por último, la poesía ofrece a nuestro poeta la posibilidad de la inmortalidad, ya que la palabra trasciende los límites del tiempo.



Los nuevos ciudadanos

La restitución del valor de la poesía es vital para la formación individual del niño en libertad, además de ser fundamental para su aprendizaje como lector literario. Entiéndase aquí poesía como un término general que incluye todos los textos de ficción. El hecho de que el niño tenga una limitada experiencia lectora posibilita que su encuentro con la poesía se haga sin prejuicios y sin ningún tipo de alerta, al contrario de los adultos. Por tanto, el niño puede llegar a encontrarse en una posición de vulnerabilidad frente a la ficción. Pero es necesario que ese acercamiento se produzca porque, “si el niño se queda vacío de textos (...), sufrirá una muerte prematura del corazón y la imaginación” (Steiner, 2001). En mi opinión, la poesía no puede dañar al niño, ya que la experiencia lectora nunca es un hecho aislado. El niño vive en un entorno familiar y social en el que puede contrastar lo leído y aprender a interpretarlo y valorarlo con criterio. De esta forma, el niño adquiere el poder para construir un nuevo pacto entre el mundo y la palabra poética.

Conclusión
 
Leo Lionni devuelve a la poesía y al poeta su lugar en la sociedad, y supera las versiones de la fábula de la “Cigarra y la Hormiga”, en las que, en la estela de los valores propios del capitalismo, solo se juzga digno de consideración el trabajo artesanal, que busca responder a las necesidades materiales y, desde el desconocimiento de los pormenores de la labor poética, se condena al poeta. En Frederick asistimos al proceso de creación poética y lo reconocemos como un trabajo de largo desarrollo en el que la técnica se suma a la inspiración. No en vano, durante todo el tiempo que los otros ratones están recogiendo víveres, Frederick está trabajando en la creación estética. La poesía se concibe como el resultado de un esfuerzo intelectual del individuo que culmina con la aceptación del “otro”, que la acoge en libertad.

Bibliografía
 
Bellorín, Brenda. 1996. “Frederick: restaurando la vieja alianza” en Espacios para la lectura. México D.F.

Galí, Neus,1999. Poesía silenciosa, pintura que habla. Barcelona. El Acantilado.

Leonni, Leo. 2006. Frederick. Sevilla. Kalandraka.

Leonni, Leo. 1999. “Ante las imágenes” en El libro-álbum: invención y evolución de un género para niños. Caracas. Parapara Clave. Banco del Libro.

Morán, José. 2001. “De fábulas, ratones y niños. Recordando a Leo Lionni” en Peonza, Revista de Literatura infantil y juvenil. Nº 56.

Steiner, George. 2001. Presencias reales. Barcelona. Ediciones Destino.


[1] En la versión de la fábula atribuida a Esopo, cuando llega el invierno y la Cigarra, que no tiene que comer, le pide alimento a la Hormiga, esta se compadece de aquella y le da unos pocos granos de arroz, no sin antes advertirle que en esta vida hay que ser previsor. Parece que fueron primero La Fontaine, y después Samaniego quienes cambiaron el final en sus interpretaciones de la fábula. De acuerdo con sus recreaciones, la Hormiga le niega su ayuda a la Cigarra y la condena a muerte. De esta forma, estas versiones premian el arduo trabajo de la Hormiga y castigan la actitud de la Cigarra, por considerarla negligente.


Este artículo es un ejercicio que realicé en el curso Perspectivas críticas de la literatura infantil dentro del Master en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes.

domingo, 16 de octubre de 2011

Jutta Bauer: la reina de los colores


Gracias a Loguez Ediciones, el principal editor en español de Jutta Bauer, contamos con el vídeo de esta entrevista a la autora e ilustradora alemana, ganadora del Premio Hans Christian Andersen de Ilustración en 2010.
No sé si a partir de las respuestas de Jutta Bauer se podría construir el decálogo del autor o del ilustrador. Pero, sin duda, aporta algunas claves muy sugestivas.