© Quint Buchholz |
A veces, el pequeño oso le da un beso
de buenas noches a la luna...
Como siempre, después de leer un libro como este, me ha asaltado un sentimiento de añoranza por los años de la infancia, cuando para tener buenas noches solo hacía falta seguir un pequeño protocolo antes de irse a dormir: hacer pipí, beber agua, darle un beso de buenas noches a papá, meterte en la cama , dejar que mamá te arropara, y darle su beso de buenas noches. Después, cuando mamá salía de la habitación le deseaba buenas noches a mi hermana: buenas noches, que sueñes con los angelitos, que te duermas bien y que te duermas pronto. Y nos dormíamos.
Hace mucho tiempo que ya no sigo todos esos pasos para irme a dormir. ¿Será por eso que a veces me asalta el insomnio?
Duerme bien, pequeño oso
Precioso!
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